El teatro es vida y habla, por tanto, de la vida; de todo aquello que afecta a lo humano y a las intrincadas fuerzas que subyacen en las emociones que condicionan las relaciones humanas.
Peter Brook dice que hay que encender pequeñas luces sobre los enigmas de la existencia humana. Por ello, mostramos pequeñas historias para entender que impulsos mueven a los personajes. Para entendernos a nosotros mismos.
Vidas ensambladas, de vida y personas que sueñan y buscan, que tropiezan y se equivocan, pero continúan adelante, que se levantan y caminan. Y en ese camino como en el de Ítaca, crecen y evolucionan.
Vidas ensambladas, de gente que busca, de personas perdidas que se encuentran, del absurdo de la guerra y como anula a las personas, de personas que sobreviven a sus temores. Encuentros que sorprenden y cambian la vida o la dejan igual.
Vidas ensambladas en la rutina de los convencionalismos y la incomunicación, que transitan los días negociando con sus soledades y temores.
Vidas aferradas a la dura vida, mientras la endulzan a golpe de tenacidad y sonrisas, la llenan de risa, el más balsámico de los recursos humanos para sobrevivir ensamblados a la vida. A la dura vida.
Enric M. Piera